Por
Susana Salvador em 13 julho 2009
"Prometo a todos que o meu
último pensamento será para Fidel", disse Arnaldo Ochoa no julgamento. O
regime estava envolvido no tráfico de droga e foi uma forma de o ilibar ou
quereria o general uma reforma à soviética?
"13 de
Julho de 1989. A Revolução cubana acaba um pouco antes das 02.00",
escreveu o cubano Norberto Fuentes. Foi nesse dia, a essa hora, que foi
executado o general Arnaldo Ochoa, "herói da revolução" e um dos
militares mais condecorados da história do país. Condenado por "alta
traição à pátria e à revolução", terá dispensado a venda nos olhos e
aberto os braços para receber os disparos no peito. Faz hoje 20 anos.
Ao seu lado,
igualmente condenados num processo por narcotráfico que abalou os alicerces do
regime, caíam outros três militares, o coronel do Ministério do Interior,
António (Tony) de la Guardia, e os oficiais Amado Padrón e Jorge Trujillo.
"Não haverá amanhecer para esta noite que começou", escreveu Fuentes,
que após anos ao lado de Fidel Castro virou as costas à revolução nesse momento.
O autor, que era amigo pessoal de alguns intervenientes, escreveu Dulces
Guerreros Cubanos, sobre este caso.
Arnaldo Ochoa,
de 59 anos, era o nome mais sonante dos quatro. Combatente na Sierra Maestra,
na coluna de Camilo Cienfuegos, destacou-se como combatente na Venezuela e
Nicarágua antes de dirigir as tropas cubanas na Etiópia e Angola. Pelo seu
desempenho, foi distinguido com o título de "herói da revolução".
Mas caiu em
desgraça em Junho de 1989, quando foram alegadamente encontrados 200 mil dólares
numa conta sua no Panamá e se descobriu que o seu ajudante terá viajado para a
Colômbia para se encontrar com Pablo Escobar, chefe do cartel de Medellín.
Desde a
detenção de Ochoa e dos outros intervenientes até à sua execução passou pouco
mais de um mês. No julgamento que foi transmitido pela televisão cubana - com
um dia de atraso -, Ochoa admitiu os crimes e surgiu quebrado. "Prometo a
todos que o meu último pensamento será para Fidel", disse ainda antes de
ser conhecido o veredicto do tribunal militar, que seria depois comprovado pelo
Conselho de Estado, ignorando os apelos até do Papa João Paulo II. No dia a
seguir à execução, surgiram murais a dizer "8A" - "ocho"
significa oito em castelhano.
Vinte anos
depois, resta ainda a dúvida do que terá desencadeado o Proceso Uno que
culminou na execução dos quatro homens e na condenação a longas penas de prisão
de muitos outros - incluindo o gémeo de Tony, Patricio de la Guardia, e o do
ministro do Interior, José Abrantes (que morreu de ataque cardíaco na prisão em
1991).
Duas versões
têm vindo a ser apontadas. Uma diz que os serviços secretos norte-americanos de
luta contra o tráfico de droga estavam a par das supostas operações lançadas a
partir de Havana e que Fidel Castro, para limpar a sua imagem, usou os oficiais
como bode expiatório. Numa carta que conseguiu tirar da prisão, Patricio disse:
"Sobre a droga, Fidel sabia tudo".
Outra versão
estabelece que os envolvidos tinham começado a criticar, em privado, o regime.
Isto depois de terem combatido nas campanhas internacionalistas, sentindo-se a
certa altura abandonados por Havana, e se mostrarem muito abertos aos ares de
perestroika que sopravam da União Soviética. Findo o processo, houve uma
"limpeza" do Ministério do Interior e das Forças Armadas.
Na entrevista
que o ex-líder cubano deu a Ignácio Ramonet e que foi publicada no livro
Biografia a Duas Vozes, Fidel explica o ponto de vista oficial face à ideia de
que líderes do regime traficavam droga. "Não tínhamos alternativa, porque
o país foi exposto a grave risco, e nós tínhamos de ser duros, tínhamos de
sê-lo ainda mais com pessoas das nossas fileiras que, dessa forma,
comprometeram o país e a revolução", disse. Do DN GLOBO
¿Venganza? No, justicia
La venganza es
una fuerza poderosa y nutritiva. Baste anotar que la madre de todas las novelas
es la historia de una venganza. El divino Odiseo liquida a todos los
pretendientes sin titubear y qué duda cabe de que hace lo correcto. Yo confieso
que disfruto enormemente con la matanza. Qué momento. Es simplemente estupendo que
los canallas paguen sus deudas.
Claro que la
literatura es una cosa y la vida de los humanos otra. Hasta yo lo entiendo.
Pero no por eso deja de resultarme graciosa la cantaleta buenista de gente como
Ileana de la Guardia, que parece confundir la maravillosa venganza con la
justicia.
La justicia es
otra cosa, y es y será imprescindible en una Cuba futura. Resulta sintomático
que tengamos la impresión de que los que abogan por la ausencia de venganza a
lo que aspiran realmente es al borrón y cuenta nueva. Es decir a que los
malhechores y en general la tropa de asesinos y delincuentes que ha hecho
posible durante cincuenta años el horror castrista pase tranquilamente a
controlar la economía del país mientras sus víctimas olvidamos sus crímenes e
incontables tropelías. Y de paso, supongo, aplaudamos a sus hijos, nietos,
sobrinos y resto de la camada, cuando tomen las riendas de la finca que llevan
asolando sus mayores desde hace medio siglo.
La prensa
socialdemócrata se apunta jubilosa y despepitada a esta tesis. De ahí que
podamos leer en El País de hoy un artículo de la hija de uno de los
De la Guardia, grandes cómplices de la dictadura, que aboga por el “cambio sin
venganza”. El artículo comienza regurgitando la teoría del sacrificio. Es decir
los Castro sacrificaron a sus subordinados para cubrir sus culpas. Es posible
que sea cierto, pero esto no disminuye un ápice las responsabilidades de los
condenados en la trama siniestra de la dictadura a la que sirvieron devotamente
durante décadas.
De hecho, no dejaron de servirla ni en la hora de la muerte.
El sucio y sumiso discurso del general Arnaldo Ochoa durante el juicio que lo
envió al pelotón de fusilamiento es uno de los momentos más abyectos de la
historia de Cuba (una historia rica en abyecciones).
El resto del
artículo se dedica a atacar a Zoé Valdés por su excelente libro La ficción
Fidel. Eso prueba que la obra ha sido y está siendo muy efectiva, y supongo que
la escritora esté contentísima.
La señora De
la Guardia se alarma de que Valdés diga en su obra que: “todos los militares
(cubanos) sin excepción deberían pedir perdón a coro, en la Plaza de la
Revolución, y sus hijos deberán callarse para siempre”. A mí, y estoy seguro de
que a muchos cubanos víctimas de gente como el padre y el tío de la señora, la
idea nos parece excelente. ¿Por qué no iban a pedir perdón por mantener en el
poder a un régimen criminal que ha arruinado la vida de millones de cubanos? Es
lo menos que pueden hacer.
En cuanto a
que los hijos se callen para siempre, tal vez sea algo excesivo, pero que se
callen un tiempo estaría bien, demostraría que tienen cierto pudor, a fin de
cuentas. Por supuesto que los hijos no son culpables de las fechorías de sus
padres, pero que los vástagos vayan por el mundo en plan pitonisos que atisban
el futuro de la Patria y nos advierten de los peligros que acechan, me parece
demasiado.
Ileana De la
Guardia concluye en su escrito que la escritora Zoé Valdés, y gente como yo,
pertenecemos a un sector “minoritario pero emblemático” de la oposición cubana
que “compromete el futuro de Cuba”. A esto sólo puedo decir que jamás (por
mucho que hagamos) lo comprometemos más de lo que ya lo han comprometido
señores como el padre y el tío de la señora en cuestión y demás esbirros por el
estilo.
No pienso
regresar jamás a la pocilga cubana (salvo que se cumplan ciertas condiciones de
las que ya he hablado), pocilga que ayudaron a crear de manera decisiva
personajes como los De la Guardia; pero eso no quiere decir que esté de acuerdo
con que tantos crímenes y atropellos queden impunes.
Los culpables
han de pagar por lo que han hecho. Justicia; sin justicia no habrá futuro para
Cuba. O tal vez sí, pero será un futuro asqueroso.
Hola observen en este enlace el alcance la la mano castrista manipuladora.
ResponderExcluirLes ofresco el artículo que he publicado en mi blog para que puedan leerlo, son libres de difundirlos si así lo desean, un fuerte abrazo.
Me resulta muy curioso haber leído en el Miami Herald, la declaración de un médico cubano, al cual le ha sido otorgada la nacionalidad española, no es objetivo de mi curiosidad, este aspecto, pero sí lo es, que haya posado ante las cámaras para ser fotografiado.
En su declaración a este medio norteamericano, este Galeno afirma, que ha solicitado su “liberación “por parte del Ministerio de Salud Pública desde hace 5 años, la cual es imprescindible para poder establecerse en otro país.
Según ha sucedido históricamente en Cuba a los largo de los años de la “revolución”, todo médico que haya solicitado su “liberación, es inmediatamente removido de su cargo, es ubicado en un puesto inferior, se le suspende toda posibilidad de poder ejercer su especialidad y se le “ubica”, en un puesto de médico de urgencias, además de ser tratado a diario como una escoria humana.
Este señor que dice ser cardiólogo y nieto legítimo de emigrantes canarios radicados en Cuba, ha posado ante la cámara, con una amplia sonrisa afirmando que le gusta “hacer las cosas legales para no ser un nómada y poseer su nacionalidad española y un contrato de trabajo legal.
Recuerdo las historias de médicos cubanos amigos míos, que han pasado muchos penurias en Cuba, durante 6 y hasta 10 años con su visa legal aprobada por la Oficina de Intereses de los Estados Unidos para emigrar a los Estados unidos, siendo obligados a trabajar en las más pésimas condiciones, separados de sus hijos y esposos o esposas, porque ese mismo Ministerio de Salud Pública Cubano, les negaba constantemente la dichosa “liberación”.
¿En que son diferentes, los médicos cubanos que quieren viajar a los Estados Unidos a pesar de poseer una visa legal?
La política es un laberinto lleno de oscuro pasillos pero aún así no exenta de que cuestionamientos, digamos una vez más la frase que nos resultaba graciosa a muchos, de un viejo dibujo animado ruso que era el pan nuestro de cada día en la televisión cubana de los años 70. –“Hola oso no seas goloso, desde aquí arriba Machenka te mira”.
ALEXANDRA FLECHER